Todos nuestro sistema de productividad deviene necesariamente en un repositorio llenos de letras, palabras, indicaciones que pretenden hacernos la inmersión en la tarea algo más amigable. Redactar con pausa la descripción de las tareas, incluido un verbo que nos llame a la acción, definir los proyectos con una visión de reto conseguido, optimista y motivador, y las áreas con palabras que nos hablen de entornos cercanos en los que necesitamos avanzar, es un recurso que ayuda, y mucho. Usar una escritura administrativa, funcional y fría lejos de llamarnos a la acción, nos somete a un tono nada activador. Creo que escribir con intención es altamente productivo.
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