He visto recientemente una aplicación llamada de productividad para empresas, cuya misión principal es la monitorización de todo lo que hace la gente en su puesto. Entrar en una aplicación, salir, enviar un mail, entrar en aplicaciones llamadas no productivas…. Un espanto. Cuento ahora mi experiencia reciente porque yo también caí en lo que creo es un error. Conseguimos en nuestra empresa, de cada proyecto, tener visible toda la información de costes y actividad. Era nuestra aplicación tan estupenda que usábamos más el tiempo en monitorizar, que en saber si realmente lo que hacíamos tenía valor para el cliente. Valor, está es la palabra. Generar valor al cliente con algo que obtenemos rentabilidad nosotros, y si esto se produce, va bien. Monitorizar hasta sangrar es ahora una obsesión que no creo que nos haga más productivos. Quiero que se me entienda, no hago apología de la ceguera.
Termino con una reflexión oída en un seminario, “dime lo que mides y te diré lo que vendes”. Nuestra empresa ha dejado de vender horas.